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¿Es buena idea utilizarlas terapias alternativas?

En los últimos años se ha incorporado la medicina integrativa en la atención de pacientes con cáncer y se registran beneficios.




El conflicto entre medicina tradicional y alternativa cada día es más racional, incluso hoy se habla de tratamientos complementarios.

Adicionalmente, cobra fuerza en la comunidad médica la idea de que el ser humano no es una sumatoria de órganos, sino una entidad donde estos interactúan y se influencian y que el estado emocional, el ambiente, los afectos, la espiritualidad y la alimentación influyen en la salud. De allí surge la medicina integrativa, un modelo de atención que ve al ser humano en conjunto y que toma lo mejor de la medicina tradicional y de la complementaria para beneficio de la persona.


En el caso del cáncer, los estudios muestran que una buena combinación entre medicina tradicional y terapias complementarias presenta mejores resultados y es que esta enfermedad se ve influenciada por el estado general de la persona: sus emociones, su nivel de estrés, su positivismo o negativismo, su alimentación y su entorno.


Según el oncólogo clínico e integrativo, Andrés Yepes Pérez, los mejores centros de oncología del mundo tienen un centro de medicina integrativa anexo y logran mejorar considerablemente la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, afirma, los estudios muestran que tratar un cáncer solo con medicina alternativa es un error. Las terapias complementarias logran que la persona tolere mejor los tratamientos convencionales y no los abandone.


Ubier Eduardo Gómez Calzada, toxicólogo integrativo, explica que las células del cáncer tienen dos características especiales, por un lado pierden su capacidad de comunicarse con las células del entorno y por el otro, se vuelven eternas: una célula normal tiene un mecanismo llamado apoptosis, que es la capacidad de autodestruirse cuando ya no está cumpliendo su función y las células cancerígenas la pierden. Ellas no se eliminan y se desdoblan, se “reproducen” infinitamente, factor que determina el que se produzca una metástasis.


Según Gómez, la manera que ha tenido hasta el momento la medicina tradicional para enfrentar el problema es tratar de destruir estas células y frenar su multiplicación. La forma de enfrentar el cáncer por parte de la medicina complementaria consiste en generar un entorno y unas condiciones corporales lo suficientemente sanas, equilibradas y fuertes para que el organismo mismo pueda autosanarse. Ambos acercamientos son hoy necesarios para un tratamiento efectivo del enfermo de cáncer.


Las herramientas que utiliza la medicina tradicional frente son cirugía (extirpar el tumor o las células cancerígenas), quimioterapia y radioterapia para evitar la multiplicación de las células anómalas y destruirlas y terapia hormonal para controlar cánceres hormonodependientes como el de mama o próstata.


Aunque se ha avanzado mucho en la calidad, efectividad, especificidad y dosificación tanto de la quimioterapia como de la radioterapia, siguen siendo tratamientos tóxicos para el organismo, que afectan especialmente el hígado, los riñones y la sangre de quien los recibe. Generan además efectos secundarios que alteran bastante la calidad de vida de los pacientes, como náuseas y vómito con la quimioterapia, afectación y daño en órganos irradiados y dolores neuropáticos, cansancio, insomnio, estreñimiento y malnutrición.



Lo físico y lo emocional


La interdependencia entre lo físico, lo emocional y lo mental se vuelve palpable en los casos de cáncer y esa correlación se ve en los resultados de los tratamientos. El médico sintergético Alejandro Posada Beuth, cuenta que según Joe Dispenza, doctor en quiropraxia y neurocientífico, se han identificado cuatro factores coincidentes en los casos de recuperación efectiva de un paciente de cáncer: reconocimiento de un ser superior; reconocimiento de ser dueño de los propios pensamientos; reemplazar pensamientos y sentimientos negativos (rabia, odio, agresividad, envidia) por pensamientos, sentimientos y actitudes positivas y la recuperación de la capacidad de sorpresa, es decir, comenzar a darle sentido a lo que se vive.


El papel de “destructor” del enemigo se le ha dejado a la medicina tradicional, pero la complementaria se vuelve fundamental tanto para paliar los efectos secundarios de las terapias tradicionales, como en la búsqueda de ese equilibrio integral que permite comprender la enfermedad y ser proactivos en el proceso de recuperación de la salud .




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